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Las redes sociales lo que han hecho es que la publicidad tradicional quede un poco de lado, frente a cosas que están tan en auge como son las bodas.

Las bodas han pasado de ser un evento por compromiso familiar, a ser el evento social más importante que tiene una persona, principalmente la novia. Refiriéndome a la figura femenina en este caso. Lo que nos encontramos es que al haber cambiado la forma de ver este evento social, se ha convertido en una carrera de fondo por ver quién consigue la boda más espectacular. Y gran parte de la culpa de todo esto, lo tienen las redes sociales.

 

Si nos remontamos a hace 10 años, empieza a parecer la figura de la influencer, que no es más que una prescriptora de tendencias. Entonces, hace 10 años comienzan a aparecer estas figuras de personas que recomiendan productos basados en su propia experiencia. Y esto hace que la gente empiece a adoptar esa postura de, si me lo está recomendando esta persona bajo una valoración personal, es más interesante que si Telva Novias me pone una página completa de publicidad, porque me está dando su experiencia.

Después de este recorrido de unos 4 o 5 años, las influencers están empezando a perder esa credibilidad, ya que no deja de ser un nuevo tipo de publicidad. Todo el mundo sabe que están pagadas y que te van a decir lo mismo que un Telva Novias solo que a través de las redes sociales. Y aquí es donde empieza la nueva tendencia que son las microinfluencers o prescriptoras directas.

¿Qué tienen de favorable las redes sociales? Pues que ya no nos tenemos que acercar por esta vía a medios de comunicación o influencers, sino que personas reales 100% dan su opinión y a través de marcas que comparten este producto dan visibilidad a personas que pueden ser como tú y como yo, y eso hace que empaticemos con las personas y nos sentamos como más cercanas.

 

Lo que pasa es que no es lo mismo hoy en día, ver una prescripción que hace una super influencer o que hace una marca directa, a ver que cualquier marca relacionada con el sector nupcial, sube una foto de una invitada real con un producto con el cual se puede sentir identificado, porque en ese momento te ves reflejado en esa persona y puedes querer ser esa persona, convertirte en esa persona, y te crea una necesidad.

 

Esa empatía o esa creación de necesidades que se hace de manera inmediata y a través de las redes sociales, es lo que crea esa necesidad en el  consumidor. Que cualquier otro medio tradicional no lo consigue tan rápido.

Además para las marcas es una publicidad que en muchos casos es totalmente gratuita, basada en la prescripción de sus propios consumidores. Entonces, estás afectando directamente en el seguido.

 

En general, una prescripción directa de una novia real siempre va a llegar antes al consumidor que un tipo de publicidad convencional. Si yo veo una novia que lleva una coleta que es lo que yo me quería hacer, con un tocado que pasa por debajo de la coleta que no se me había ocurrido y que me encaja perfectamente, me va a llegar muchísimo antes, que si una marca de tocados cualquiera me hace una publicidad en Telva Novias y me pone “tocados con alma”, eso no me va a llegar tan rápido como esa novia que justo se ha hecho el pelo que yo tenía pensado y le queda ideal, y yo quiero ser esa novia.

 

Ahora la edad media para casarse ronda los 30 años, esto es 10 años más tarde de las bodas de la generación de nuestros padres. Entonces, obviamente es gente que tiene un poder adquisitivo mucho mayor de lo que había antes, y luego que ahora se ha convertido en ese acto social que hace que la frase mágica de “es una vez en la vida” haga que todo vale.

Sin una herramienta como Instagram venderían alrededor del 70% menos de lo que venden actualmente. Lo que venden actualmente, las cifras son muchísimo mayores gracias a la visibilidad que les da Instagram. Además el coste para una empresa es muchísimo menor que la publicidad tradicional. Una página de publicidad en un Vogue Novias te ronda los 5.000 euros y un Telva novias los 3.500. Hacer una campaña en Instagram, es mucho más económico.

Se de primera mano que muchas marcas, consiguen cerrar clientes por el simple hecho de que tienen mayor número de seguidores que otras marcas, y eso es una estupidez, porque si tú me dice “consígueme para mañana 10.000 seguidores” yo te los consigo con un chasquido de dedos y nadie se va a plantear de donde han venido esos seguidores.

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Elena Sánchez

Foto de Halter Comunicación

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